May bodhicitta, precious and sublime, arise where it has not yet come to be. Where it has arisen may it never fail, but grow and flourish more and more.
Unbroken lineages of wisdom traditions are rare in these times, and Kongtrul Rinpoche descends from a pure lineage of the Dzogpa Chenpo Longchen Nyingtik tradition of Tibetan Buddhism.
We have two main study and practice centers in America: Phuntsok Choling in Colorado and Pema Osel in Vermont. Rinpoche teaches the core MSB programs at these two centers. In addition, MSB has several city centers or groups around the world where people gather for group meditation and study, and to listen to the LINK teachings together.
Browse to any of the calendars to find out more about the teaching schedules of Dzigar Kongtrul Rinpoche, Dungse Jampal Norbu, or Elizabeth Mattis Namgyel. View the upcoming events at Phuntsok Choling, Pema Osel, or find out who is giving the next LINK talk.
MSB is a part of the Longchen Nyingtik and Khyen-Kong-Chok-Sum lineages. (Jamyang Khyentse Wangpo, Jamgon Kongtrul Lodro Thaye, and Terton Chokgyur Lingpa, collectively known as Khyen-Kong-Chok-Sum, were the heart of the Rimé, or nonsectarian, movement, which did so much to preserve and harmonize all schools of Tibetan Buddhism in the nineteenth century.)
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Cuidándonos Durante una Pandemia – Reflecciones de Nuestras Prioridades Mentales.
Extractos de una charla por Dzigar Kongtrul Rinpoche
Consejospara transformar el miedo y cultivar la Bondad ante la pandemia.
Todos deseamos que la agitación global debido al coronavirus no dure mucho, porque si persiste, habrán efectos devastadores en muchos frentes. Esto es algo, que ninguno de nosotros hemos visto en nuestra vidas. Teniendo en cuenta el reto y dificultad que el mundo entero está enfrentando, debemos prestar atención a las sugerencias y consejos de las autoridades de salud. Necesitamos organizarnos y actuar como corresponde.
En tiempos como este, también es importante cuidar nuestro estado mental. En este tema me gustaría compartir algunos pensamientos.
Se nos dice que necesitamos aislarnos de los demás y en algunos casos refugiarnos en un lugar. Si, esto es aconsejable médicamente , y si, debemos hacerlo físicamente. Sin embargo, no podemos dejar que ese aislamiento oscurezca el hecho de que estamos todos juntos en esto. A medida que el virus se propague, estaremos obteniendo una imagen muy, muy clara de que todos estamos conectados. No sólo estamos conectados localmente, sino globalmente. Todos estamos interdependientemente conectados a escala global. Esto es un hecho.
Todos sentimos un fuerte cuidado por nuestra propia salud y por la salud de nuestra familia, amigos y comunidad. Y es natural que ese cuidado se convierta en apego. El movimiento del cuidado al apego es normal. El apego reestructura nuestro sentido del cuidado y nos lleva en diferentes direcciones. En este momento podemos obtener una apreciación más profunda de cómo funciona el apego.
Por un lado, el apego nos lleva a preguntarnos, “¿cómo puedo aislarme y protegerme?” Una vez más, esta es una respuesta natural y sensata, pero si queremos una comprensión más profunda del apego, debemos mirar más de cerca todavía. Esa postura de protegerse a uno mismo implica que estamos rechazando ciertas cosas que vienen de fuera. Ya sea hacia el virus o aquellos que sospechamos pueden ser portadores del virus (ya que simplemente no lo sabemos), y enfatizamos así una barrera con el mundo exterior.
Cuando enfatizamos el “afuera”, mentalmente nos separamos de los demás por completo y especialmente de aquellos que están más allá de los límites de nuestros apegos primarios, como nuestra propia salud o aquellos que más apreciamos. Con esa separación, a menudo viene la segunda tendencia o patrón de apego, que es el miedo. Ahora, algunos temores son verdaderamente saludables. En ese sentido, tenemos que ser pragmáticos y tomar precauciones, desde lavarnos las manos y desinfectar nuestros espacios de trabajo y chapas, hasta practicar el distanciamiento social. Pero cuando el miedo nos conduce a la agresión o a la paranoia, puede hacer que nuestras acciones hacia los demás sean más bien hostiles, y eso, no va a ser muy útil para ellos o para nosotros.
A medida que los hábitos y tendencias más profundas del apego se nos vayan exponiendo en nuestra mente, tal vez también surjan las tendencias de preocuparnos por los demás. Tenemos que ser amables los unos con los otros y ser compasivos con los que sufren. Debemos actuar de manera útil y ser generosos.
El consejo que hemos recibido de evitar el contacto físico y la proximidad a los demás no tiene por qué impedirnos generar simultáneamente una mentalidad suave de bondad, compasión y un sentido de responsabilidad global hacia todos. No queremos permitir que la preocupación se convierta en temor y que éste, a su vez, se convierta en hostilidad y rechazo. En este momento cargado, podemos continuar o comenzar, nuestro entrenamiento – de por vida- en altruismo y compasión. Hacerlo en medio de la crisis sería un gran legado de nuestros valores y creencias y de lo que más apreciamos.
Por supuesto, no podemos esperar que el mundo entero se comporte de ésta manera, pero todavía podemos animarnos unos a otros, a no permitir que nuestras mentes se vuelvan negativas durante una agitación como esta. Tenemos que estar conscientes y vigilantes. Al hacerlo, sentiremos un mayor sentido de solidaridad con los demás, desde nuestra familia inmediata, amigos y compañeros de trabajo, hasta nuestras redes sociales más grandes, nuestros vecinos y barrios, los socorristas, los trabajadores de la salud, funcionarios, alcaldes, gobernadores y los políticos nacionales y así sucesivamente por todo el mundo. Por difícil que sea, al final, saldremos más fuertes haciendo esto, con la confianza de que las comunidades se mantendrán unidas en tiempos de crisis en lugar de dividirse hacia las rutas de escape de la paranoia y el miedo.
Médicamente hablando, hay que encontrar una cura, pero ese trabajo está fuera del alcance de la mayoría de nosotros y es el dominio de los gobiernos y los profesionales médicos. Esperemos que, por el buen trabajo de nuestras instituciones y por los méritos de cada uno de nosotros y de toda la humanidad, esa cura se encuentre lo más pronto posible. Mientras tanto, lo que todos podemos hacer como individuos es desarrollar una perspectiva más compasiva hacia el mundo, hacia los demás y hacia nuestra vulnerabilidad personal. Eso asegurará que no perdamos el contacto con nuestra humanidad. Más bien, a través de esta crisis, podemos ampliar cada vez más nuestra conexión con la humanidad.
Consejos a los practicantes
El instinto de aislarnos y rechazar a los demás, el miedo y la paranoia… cualquiera de los aspectos negativos de nuestra mente humana pueden, por supuesto, aparecer. No es realmente malo si surgen, porque todos tenemos las semillas del potencial para que estas cosas surjan. Pero queremos reconocerlos – por lo que son- cuando surjan para no sucumbir ante ellos. Esa es la práctica de la auto-reflexión y el altruismo, y ésta práctica tiene que ser practicada.
La práctica no ocurre por sí sola. Ya sea que tu práctica sea los cuatro inconmensurables, o la paciencia, o la meditación, o la oración, éste es el momento de aplicarla a lo que surja en tu mente, para tu beneficio y el beneficio de los demás. El sentido de bienestar de todo el mundo está siendo amenazado por todo lo que leen, escuchan, ven o experimentan de primera mano. A través de la práctica podemos estabilizar nuestro propio sentido de bienestar y compartir esa experiencia con los demás.
También es importante enfatizar que todo lo que surge en nuestra mente es natural. Y allí es donde tenemos una elección. Cuando el miedo y la paranoia surjan, no dejen que se conviertan en agresión. En lugar de eso, permitan que su mente se suavice y se expanda un poco en ese momento. Permitan que la compasión y bondad surjan, sabiendo que todos estamos juntos en esto. El mundo entero está afectado. En toda mi vida, no he visto nada como esto. Esto ha tenido un profundo efecto mundial. Me sorprende, porque también nos muestra lo mucho que estamos conectados. A menudo hacemos esa declaración, pero el grado insondable de nuestra conexión se ilustra profundamente en esta crisis.
Algunos de los apegos, las tendencias a protegerse a uno mismo, ya sea para adquirir suficiente comida o papel higiénico en este momento de crisis, no son malos. En cualquier medida que la gente quiera hacerlo, eso depende de ellos. Pero lo principal es no volverse hostil hacia nadie y no ser agresivo con nadie. No te separes como “el único” que está en peligro y, por tanto, necesitas protegerte con un sentido de agresión hacia los demás. Incluso si logras con éxito protegerte a corto plazo a través de la agresión, realmente no funcionará bien a largo plazo. Necesitamos entender el panorama general. Cuando surgen la paranoia y el miedo, no nos sirve genuinamente girar en su dirección y sucumbir a ellos. El principio del altruismo debe permanecer en su lugar. Debemos estar dispuestos a extendernos a los demás dentro de los límites de la seguridad personal y no seguir propagando enfermedades.
La vulnerabilidad que todos compartimos: ampliando nuestro Cuidado
Por un lado, esta pandemia nos muestra nuestra vulnerabilidad y mortalidad, que siempre ha estado ahí, pero en esta situación actual, la misma está en nuestras caras. Nos hace mirar más de cerca nuestra vulnerabilidad. Como budista, encuentro que esta conciencia aumentada de nuestra vulnerabilidad es un recordatorio útil de la Verdad.
Cuando escuchamos informe tras informe, ésto tiende a influir en nuestra mente y puede hacernos un poco más temerosos. Puede aumentar nuestras preocupaciones por nosotros mismos, nuestras familias, nuestras comunidades. Estoy viviendo en Colorado, así que tengo preocupación por Colorado, pero luego Colorado es parte de Estados Unidos, así que también tengo preocupaciones por todo Estados Unidos. Está bien. Todo viene de un lugar de cuidado y me muestra que realmente me importa. Pero no puedo limitar mi cuidado a donde están mis apegos personales o donde mi instinto inmediato me lleve.
Nuestro instinto dirige nuestro cuidado a nuestra comunidad, a nuestro país. Naturalmente, no queremos que nuestro país sufra tanto. Pero, simultáneamente, lo que está sucediendo aquí en tu mente -tu esperanza de que tu país no sufra los efectos de esta crisis- debes saber que son los mismos sentimientos que se pueden encontrar en la mente de todos y en todas partes. Ellos también están preocupados por ellos mismos, sus familias, sus comunidades y sus países. Piensa en tu cuidado personal y tu preocupación y luego reconoce que, todos en todas partes, están experimentando los mismos sentimientos de cuidado y preocupación y vulnerabilidad.
Con lo que estoy tratando de trabajar en este momento, es generar cuidados que no se limiten a mi familia inmediata o mi país, sino un cuidado que se extienda hacia todo el mundo. Pensando así, comenzaremos a ver que muchos de nosotros somos bastante privilegiados. Tenemos buenos sistemas de apoyo, estilos de vida generalmente fáciles y acceso a beneficios que los hemos dado por hecho. En algunos países del tercer mundo, millones de personas ni siquiera tienen acceso a una clínica local. Además, pensar en aquellos que han estado en encierro severo en China y otros países, y trato de pensar en lo que deben estar experimentando.
Cuando veo mi propia vulnerabilidad trato de reflexionar sobre eso, considerando a otros que tienen circunstancias más difíciles. ¿Cómo se sienten realmente? Esto me hace abrir mi corazón, me da una sensación de cuidado amoroso, fraternidad, hermandad, o al menos la sensación de que todos estamos aquí en esta tierra para enfrentar esto juntos con compasión. Desde este entendimiento podemos ofrecer oraciones para que esta crisis se resuelva lo antes posible y sin números excesivos de muertes ni sufrimientos. También podemos ofrecer oraciones por aquellos que ya han muerto. Hay muchos, desde China a Europa y ahora acá en toda América.
Así es como me he estado relacionando con esta situación, esta crisis. Utilizo lo que me haga más consciente de mis propias vulnerabilidades, ansiedades e incertidumbres como un medio de abrirme a lo que está pasando en todas partes y a todo el mundo. Estas reflexiones nos abren. Abren nuestra mente y nuestro corazón para ir hacia los demás.
Esto es lo que encuentro que es realmente una experiencia beneficiosa en estos momentos.